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Restauración del paisaje como forma de sustentabilidad por Gabriel Burgueño


Resumen
En este trabajo se presentan las aproximaciones diversas que sirven de argumento para restaurar el paisaje natural. Al mismo tiempo se brindan elementos de restauración aplicables a los espacios verdes diseñados, como forma de sumar sustentabilidad a la planificación del paisaje. Como forma de evocar el paisaje natural en el proyecto se proponen modelos para la restauración de ambientes diversos.

Introducción
“La restauración ecológica es el proceso de ayudar el restablecimiento de un ecosistema que se ha degradado, dañado o destruido” (SERI, 2004). Estos procesos apuntan a encausar al ecosistema en su trayectoria histórica, aunque según el grado de modificación, no siempre podrá volver a esa trayectoria (SERI, 2004) y en los casos en los que las condiciones no permitan la restauración, podrá planificarse la rehabilitación, es decir la planificación del manejo sucesional para lograr un sistema de productividad sostenida, donde la composición queda supeditada a los objetivos específicos de la intervención (Frangi et al., 2003). Así, al preguntarnos: “¿Restauración o rehabilitación? A veces restaurar el ecosistema original es absolutamente imposible. Esto sucede cuando los factores abióticos han sido afectados profundamente, como son los casos de minería al aire libre con completa remoción del suelo, o aún peor, donde la contaminación del suelo, el agua o ambos es tan grande que las especies originales no podrían subsis­tir. En estos casos, es más adecuado hablar de rehabilitación, esto es, el establecimiento de una comunidad similar pero no igual a la original.” (Coviella, 2004), por lo que podemos vislumbrar un espectro de intervenciones diferentes según el contexto.

Otros términos usados son revegetación, recreación y otros varios en inglés de significados similares -revegetation, reallocation, reclamation- (Clewell y Aronson, 2007). Nosotros, los paisajistas podemos ser menos estrictos y plantear que restaurar es evocar un paisaje natural en el terreno del proyecto, introduciendo las piezas más características para recrear el aspecto perdido.

¿Por qué restaurar?
Para reflexionar sobre los motivos de la restauración es útil recurrir a las aproximaciones diversas al paisaje natural y su manejo.
En primer lugar, vale decir que el paisaje puede pensarse como confluencia de aristas diversas, donde a los aspectos biológicos y espaciales que se observan tradicionalmente deben sumarse las aproximaciones complementarias para potenciar el concepto y pensar en torno de sus implicancias.
Entre otras aproximaciones debemos mencionar la dimensión cultural de las manifestaciones del paisaje (vegetación, relieve, clima, suelo, fauna, entre otros elementos físicos) que disparan percepciones en función del entorno social del usuario y forjan identidades. La visión eurocéntrica del territorio generó condicionantes y (…) “Esa misma naturaleza que había sido cuidadosamente adminis­trada y preservada por las civilizaciones precolombinas aparece como hostil a los primeros conquistadores. Para los que salían de su pueblo y se iban a correr mundo, los ríos aparecían como demasiado caudalosos, las llanuras demasiado extensas, los animales extraños y todo en América tenía las proporciones de la des­mesura. Se encontraron con un mar de agua dulce, tan enorme que nadie lo hubiera creído río; con la leyenda de ciudades cuyas casas eran de plata con los tejados de oro” (…). (Brailovsky y Foguelman, 1991). Dado que la naturaleza era desconocida, se la trató como fuente de riesgos: “Es que sólo si la naturaleza es dominada y deja, por lo tanto de amenazar la existencia humana puede ser construida como una fuente de consuelo y armonía” (Aliata y Silvestri. 2001), surgiendo así una valoración de desprecio.

El territorio coadyuva a determinar la impronta en la comunidad que produce identidad: "La identidad de un país o de una región se construye básicamente sobre el reconoci­miento, a través de formas visibles en el paisaje, de prácticas agrícolas, de una estructura paisajística parti­cular donde la localización y forma de los árboles, de los campos de cultivo, el relieve, los materiales de cons­trucción, etc. hacen que el habitante se sienta como en su casa" (Luginbülh, 1989, citado por: Palenzuela, 2000). Identidad que se puede considerar como arma de doble filo (Bauman, [2005] 2007) cuando genera violencia o enfrentamiento y a su vez es una construcción protagonista en las ciudades (Harvey, [1990] 2004 y Sassen, [1998] 2007).

Sin embargo, los elementos naturales se organizan en procesos, brindando funciones que para el ser humano representan otra dimensión, la de los servicios de la naturaleza. El manejo del paisaje natural puede aportar al mantenimiento de servicios numerosos que han sido cuantificados por diversos autores, como por ejemplo Costanza, et al, 1997; Daily, 1997 y De Groot et al, 2002, Plager, 2007 y Rodriguez Laredo, 2007, entre otros y cuya desaparición puede visualizarse como escasez de planteos bioéticos como los expresados por Montenegro (2008).
En relación al cambio global se destacan los aspectos tales como regulación climática; regulación de gases; regulación del agua; formación de suelos, entre otros. Aunque otros aspectos que no se relacionan directamente con el cambio climático, se destacan por su alcance planetario, como ocurre con la oferta de espacios que posibiliten las migraciones (Manzione et al., 2006) y evolución de ecotipos diferentes, por citar algunos.
También los espacios naturales hacen a las posibilidades de encuentro, esparcimiento, educación formal y no formal, turismo y producción sustentable de bienes y servicios.
Paralelamente las especies en el territorio –especialmente las plantas- tienen valores que se perciben como aspectos utilitarios (medicinales, comestibles, tintóreas, forestales, textiles, forrajeras y ornamentales).
Entre los aspectos de uso, las especies nativas de ornamento, junto a la forma en que crecen las plantas en el espacio natural representan valores del paisaje que potencialmente pueden aprovecharse en el diseño. Estos valores constituyen una estética propia, complementaria de la estética del paisaje globalizado, tradicional y con elementos introducidos.

Por último, si nos planteamos el estado de salud actual del planeta, surge la necesidad de llevar a cabo medidas para cuidar los elementos más vulnerables y si nos consideramos la especie superior tenemos la responsabilidad de conservar la naturaleza más allá de los bienes o servicios que nos aporta, es decir desde una óptica ética.

Por lo tanto, podemos decir que la restauración es un modo de sustentabilidad ya que:
· reintroduce naturaleza donde se perdió;
· genera proyectos que responden a las búsquedas identitarias del sitio;
· implica cantidades menores de subsidios al sistema –tales como insumos, químicos, mano de obra-
· ahorra agua de riego –ya que las plantas nativas viven con las precipitaciones locales-;
· y propone adaptarse a las condiciones de suelo y clima de la localidad de la obra de paisaje.
Antecedentes

Debido a la tradición europea en materia de planificación del paisaje que reinó principalmente hasta el siglo XX –aunque también repercutieron influencias asiáticas y africanas - y de la que queda herencia importante en proyectos contemporáneos, no contamos en Argentina ni en América Latina en general con una valorización adecuada del paisaje originario y mucho menos de experiencias y teoría sobre su planificación y manejo en áreas urbanas. Este rasgo del continente se refleja en el tratamiento de los elementos de la naturaleza, que una vez desplazada del ámbito urbano o rural no ha sido reconsiderada suficientemente como para su restauración. Por lo tanto, si bien existen estudios sobre restauración y manejo de ecosistemas en otros países -que sirven como fuente de criterios y parámetros- aún son escasas la información y experiencias aplicadas a los sistemas de la Región Metropolitana de Buenos Aires.
Aún así, algunas de las actividades de restauración en América Latina, son presentadas en el ámbito de la Red Latinoamericana de Restauración, que se organizó a partir del taller sobre este tema llevado a cabo en la Universidad Austral de Chile en Valdivia en el año 2005 (sitio web de la REDLAN, 2008) como por la Society for Ecological Restoration (SER, 2004).

En cuanto a experiencias locales de investigación, publicaciones y docencia, podemos citar varios ejemplos en Argentina para el centro y norte del país (Renisonet al., 2005; Dalmasso et al., 2007 y Torres et al., 2008, entre otros). Una especie local –el espinillo (Acacia caven) ha sido investigada por James Aronson en Chile (Aronson et al., 1993, Aronson et al., 1993a y Aronson et al., 1993b, entre otros).También en Brasil se han hecho experiencias en manejo de la selva (Duarte de Moraes, et al, 2006, Martins et al., 2006) como una forma de recomponer uno de los biomas más biodiversos del globo y Fernando Magalhães Chacel (2001) con más de 50 años de carrera iniciada con R. Burle Marx (Segawa, 2001) restauró en proyectos urbanos numerosos, porciones de selva y manglares en este mismo país.

Las publicaciones sobre experiencias internacionales son abundantes y se puede mencionar a la Sociedad para la Restauración Ecológica, que ha elaborado trabajos numerosos publicados en revistas periódicas y libros, como así también un manual de orientación sobre restauración (SERI, 2004) que posee los principios generales para aplicar de modo global la restauración ecológica. Otros trabajos numerosos sobresalen, entre los que se destacan Baines y Smart, 1991; Bowles y Whelan, 1996; Gilbert y Anderson, 1998; McHarg, ([2000] 1992); Clewell y Aronson, 2006; Harris et al., 2006; Van Andel y Aronson, 2006; Aronson et al., 2007; Clewell y Aronson, 2007 y Richardson et al., 2007, entre otros).
Plantas autóctonas análogas

Las especies autóctonas análogas son aquellas que presentan algún valor de uso comparable con los propios de especies en cultivo masivo. La idea central es que cada especie exótica cultivada posee un ejemplo paralelo en la flora nativa, es decir una especie con la que se pueden establecer analogías, ya sean por el aspecto de follaje o flores; por el porte general; por el hábito; por efectos de color o por atractivo de fauna silvestre, entre otros. De este modo pueden complementarse las especies cultivadas –la mayoría exóticas- con nativas locales que cumplan funciones similares en el espacio. Como ejemplo presentamos las que siguen:
Especie autóctona
Analogía por porte
Analogía por  color y/o forma de flor
Analogía por  color  y / o textura de follaje
Analogía por  atracción
de fauna
Otras analogías
Abutilon grandifolium- malvavisco: arbusto
Abutilon pictum –farolito japonés
Abutilonspp.farolito japonés
Abutilonspp.farolito japonés


Acacia caven –espinillo: árbol.

Acacia dealbata –aromo


Aloysia gratissima
-azahar de campo: arbusto
Spiraea cantoniensis- corona de novia


Perfume:
Cestrum nocturnum –dama de noche
Baccharis medullosa- chilca: arbusto

Spiraea cantoniensis- corona de novia



Baccharis spp. –chilcas y carquejas: arbustos

Zinnia elegans –flor de papel (mariposas)
Glandularia peruviana-margarita punzó: hierba
Glandularia hybrida
Glandularia hybrida
Glandularia hybrida

Lantana megapotamica : arbusto
Lantana hybrida
Lantana hybrida
Lantana hybrida

Petunia axilaris:hierba
Petunia  hybrida
Petunia  hybrida
Petunia  hybrida

Portulaca gilliesii- flor de seda: herbácea
Portulaca grandiflora –flor de seda
Portulaca grandiflora –flor de seda

Especie xerófila:
Portulaca grandiflora –flor de seda
Salix humboldtiana– sauce criollo: árbol.
Salix alba- sauce



Salvia procurrens: herbácea


Hedera helixhiedra

Cubresuelos: Hedera helixhiedra
Sambucus australis– saúco: arbusto

Viburnum tinus –laurentino
Viburnum tinus –laurentino

Schinus areira-aguaribay: árbol.

Salix babylonica-sauce llorón

Solanum angustifidum- jazmín de Córdoba: trepadora
Wisteria sinensis –glicina
Wisteria sinensis –glicina

Solanum laxum- jazmín de Córdoba: trepadora
Plumbago capensis- jazmín del cielo
Plumbago capensis- jazmín del cielo

Solanum granuloso- leprosum-
fumo bravo: árbol

Eucalyptus cinérea- eucalipto (grisáceo)

Syagrusromanzoffiana (Arecastrum romanzoffianum)-pindó: palmera
Phoenix canariensis: fénix


Typha latifolia-totora: herbácea palustre


Planta palustre: Iris pseudacorus-lirio amarillo


Técnicas de restauración
Plantearse qué es lo natural y lo artificial en el paisaje es una reflexión común a la jardinería, al paisajismo tradicional y a la restauración, conflicto que se resuelve al planificar el paisaje con criterios de sustentabilidad, donde lo clave es reintroducir elementos que se perdieron y conservar los que han sobrevivido en un arreglo que puede ser ornamental y evocar el paisaje originario simultáneamente. Allison (2004), plantea que suele argumentarse que la jardinería puede ser una actividad donde se controla demasiado a la naturaleza, pero que en realidad el término restauración es una especie de palabra más grande aplicada a fin de separarse de la jardinería. Este término aleja la idea de restauración del público aficionado al jardín y al paisaje y de los técnicos y profesionales del paisaje que podrían reorientar sus proyectos para enmarcarlos en ideas de sustentabilidad, sin que signifique un esfuerzo de ingresar a una ciencia de alta especialización. De este modo visualizar que la restauración y la jardinería (y el paisaje), tienen aspectos en común, redundaría en incorporar elementos de la naturaleza en el diseño de espacios verdes con beneficios para el diseñador, el usuario y la comunidad toda.

La restauración –o rehabilitación- puede plantearse como una solución en espacios públicos no tradicionales, como las veredas amplias de barrios fuera de las áreas centrales como las propuesta para naturación por Nízzero et al. (2006); plazoletas; canteros con espacios para captación de agua (Thompson, 2004); entre otros con los que pueden complementarse los espacios privados tales como techos, terrazas con canteros, fachadas con trepadoras, donde se planten especies cultivadas y se permitan las especies espontáneas, que se eliminan en forma sistemática debido a un criterio errado sobre el aporte y potencialidad de estas plantas (Nízzero et al., 2006)

A continuación se enumeran las técnicas variadas de la restauración, que no se excluyen entre sí. Debido a que en casos numerosos se aplican criterios de jardinería y paisajismo, suele relacionarse la restauración con la incorporación de vegetación, aunque en algunos sistemas se trata de restar o controlar vegetación (por ejemplo especies invasoras o en proporciones no adecuadas). Así las técnicas pueden implicar acciones como las que siguen:
· La plantación de especies correspondientes al sistema que se desea restaurar o reintroducir es una de las metodologías elementales para evocar un paisaje deseado. Al mismo tiempo suele ser la acción de mayor costo, aunque también de resultados más inmediatos. Dado que son numerosas las plantas leñosas que se cultivan actualmente en viveros especializados, esta técnica puede aplicarse a espacios que requieren usos inmediatos, incorporándose especies disponibles en tamaños variables desde pocos meses de cultivo hasta ejemplares de varios años. Si bien el éxito depende de las condiciones y las características de las plantas a incorporar, deben considerarse porcentajes de supervivencia proporcionales a la facilidad de aclimatación de las especies y a las condiciones favorables. En casos de escalas reducidas, el aporte de riegos en meses de balance hídrico negativo o el aporte de materia orgánica, favorecerán el establecimiento, especialmente de los plantines juveniles.

Las estacas o gajos de plantas leñosas, son propágulos más sencillos de aplicar, dado el valor propio del material, la facilidad de acarreo y manejo –al no poseer macetas o pan de tierra- y en muchas especies resulta un método rápido de restaurar un bosque, tal como ocurre en ceibo o sauce, que mediante estacas de 2-3 metros de longitud, se logran ejemplares de gran porte en pocas temporadas de crecimiento.

Igual rapidez puede plantearse para la división de matas de plantas palustres –juncos, achiras, totoras- que posibilitan restaurar comunidades ribereñas en pocos años. En condiciones que posibiliten riego –al menos inicial- podrán también propagarse matas de gramíneas y plantas graminiformes de pastizal, como un modo de reintroducir hierbas en estepas y praderas.

Llevar a cabo la siembra de especies nativas o las que cumplen con el objetivo (aumentar la cobertura; frenar la erosión eólica; evitar pérdida de agua o nutrientes; disminuir la escorrentía superficial, entre otros) permite sumar especies ausentes en el banco de semillas y reintroducir incluso plantas poco representadas a nivel regional. Si bien en los proyectos de planificación tradicional del paisaje, las siembras se reducen a las especies herbáceas –especialmente céspedes-, son numerosas las plantas de mayor porte, inclusive las leñosas como arbustos, árboles y lianas que pueden introducirse por esta técnica. Como es de esperar, la siembra requiere manejo posterior a fin de seleccionar los ejemplares de las especies germinadas, controlar invasoras, conducir el trayecto de la sucesión y resembrar las plantas en sectores con niveles bajos de establecimiento.
· Los fuegos controlados se aplican a fin de controlar elementos adventicios o disminuir la competencia –por ejemplo sombra- provocada por ciertas especies. En algunos sistemas, como pastizales o sabanas, el fuego es un disturbio frecuente y forma parte de la dinámica del ecosistema.

La inundación de las áreas a restaurar se puede aplicar donde existe un embalse o compuertas para los sectores donde las especies nativas a reintroducir o potenciar requieren más humedad que la reinante (especies palustres e higrófilas en general). También en las situaciones en que las plantas a controlar (invasoras leñosas) sean propias de suelos más altos y la inundación provoque limitantes en la oxigenación del sistema radicular o la presencia de condiciones que favorezcan la exclusión por competencia al avanzar las especies propias sobre las indeseadas.

El control con agroquímicos, especialmente herbicidas, se plantea cuando en superficies reducidas se desea controlar especies herbáceas –o leñosas jóvenes- de modo selectivo. Esta técnica se puede contextualizar según la Administración de Parques Nacionales (APN 2005, citado por Mazzolari y Comparatore, 2008) donde las aproximaciones para el manejo de especies invasoras son: Prevención, Detección temprana, Erradicación, Control y Mitigación.

Los cortes de invasoras a fin de restar superficie fotosintetizante y potenciar la presencia de especies que se desean para la comunidad a manejar son las tareas más frecuentes al momento de restaurar un ecosistema invadido. También se aplica la técnica de cortes cuando se desea estimular el crecimiento de especies presentes en el banco de semillas (Bakker y Van Diggelen, 2006), reduciendo el follaje que sombrea a los propágulos existentes –semillas, bulbos, rizomas, entre otros- de especies que se deseen potenciar.

Al aplicar sombráculos (tejidos de plástico negro para invernáculos) el sombreado de las áreas invadidas por especies heliófilas consigue cambiar las condiciones de luz, por lo cual las invasoras a controlar pueden perder dominancia y la liberación de recursos posibilitar el establecimiento y cobertura de plantas que se deseen potenciar.

Con la construcción de perchas a fin de aumentar la visita de aves dispersoras de plantas vasculares, se logra la presencia de especies leñosas tales como tala, anacahuita, saúco, entre otras. Algunas de ellas suelen observarse en alambrados y cercos de jardines creciendo espontáneamente. Estas perchas pueden ser objetos inertes –troncos, soportes de metal- o plantas leñosas vivas que faciliten la presencia de otras especies.

El agregado de mulching a fin de sumar materia orgánica, restar la posibilidad de germinación de plantas indeseadas y/o disminuir la evapotranspiración del sistema es una técnica para aplicar en superficies reducidas que logra cambiar la composición florística al tiempo que mejorar la fertilidad y estructura del suelo si se plantean escalas de tiempo mayores. Sean elementos de residuos, tales como estiércoles, pajas o céspedes, hojarasca, compost o mantillos, como también la plantación de cubresuelos, estas técnicas posibilitan el establecimiento de plantas más exigentes de etapas intermedias en la sucesión.

El raleo para control de competencia podría incidir en la capacidad productiva de los bosques y dado que el crecimiento de un individuo disminuye cuando aumenta la competencia de los ejemplares del entorno (Arturi et al., 2006) el raleo es una alternativa para potenciar el crecimiento de los árboles seleccionados en un bosque –por ejemplo de tala- eliminando otros. Al aumentar la luz y liberarse recursos del suelo, las especies existentes en el sotobosque aumentan su producción y las propias del banco de semillas pueden germinar y alcanzar estadios maduros, cambiando la composición del sistema.

La poda de ramas –especialmente bajas-, puede ofrecer mayores calidades de luz que posibiliten el establecimiento de plantas indígenas que logren competir con las invasoras, como modo de restaurar indirectamente una comunidad. Las podas en varios árboles invasores cuyas semillas provienen de ejemplares del arbolado urbano, lograrían además debilitar estos ejemplares, ya que los cortes suelen ser focos de enfermedades en las alineaciones de especies como paraíso (Melia azederach) o arces (Acer negundo)entre otros, que mueren prematuramente al ser atacados.

Las clausuras pueden potenciar la presencia de especies ausentes por la presión de herbivoría. Si bien en sistemas silvopastoriles el ganado es parte del manejo, ciertas especies al plantarse requieren clausuras. Así, la clausura puede ser un elemento útil, resultando clave cuando se siembran o plantan ejemplares juveniles.

El pastoreo puede ser a su vez en ciertos sistemas invadidos, un mecanismo de control de especies leñosas arbustivas y arbóreas. Como ejemplos de este hecho, en áreas naturales como la Reserva Otamendi o en el Parque Nacional El Palmar, la eliminación de vacunos redundó en invasiones de plantas adventicias leñosas.

Estas técnicas pueden aplicarse simultáneamente combinadas entre sí o en etapas de intervenciones programadas.

Modelos
Un modelo puede definirse “como un objeto, concepto o conjunto de relaciones, que se utiliza para representar y estudiar de forma simple y comprensible una porción de la realidad empírica” (Ríos, 1995). Por lo tanto aquí se plantean representaciones de las comunidades como unidades a restaurar en el proyecto paisajístico. Estas comunidades podrán aplicarse según el estado del sistema y las trayectorias posibles, -dado que no pueden plantearse caminos lineales en cuanto a sucesión- y deberán considerarse resultados alternativos para el estado actual de cada sistema a planificar. Entre otras:
Algarrobal
Bosque de Prosopis alba
Camalotales
Comunidad flotante de Eicchornia crassipes
Cardales
Comunidades de Eryngium spp.
Ceibal
Bosque de Erythrina crista galli
Comunidades acuáticas flotantes varias
Comunidades flotantes de Lemna sp. y Salvinia sp., entre otras
Comunidad de repollito
Formación flotante libre de Pistia stratiotes
Duraznillares
Matorrales de Solanum glaucophyllum
Espinillar
Sabana de Acacia caven
Estepas o pseudoestepas
Formaciones de Bothriochloa laguroides + Stipa spp. + Piptochaetiumspp.
Estepa halófita
Foramciones de Distichlis spp.
Flechillar
Formaciones de Stipa spp.
Juncal
Formaciones de Schoenoplectus californicus
Matorrales ribereños
Formaciones de Sesbania spp. + Phyllanthus sellowianus + Mimosaspp.
Pajonales
Formaciones de Scirpus giganteus; de Paspalum quadrifarium; entre otros
Pindosales
Palmares de Syagrus romanzoffiana
Sauzal
Bosque de Salix humboldtiana
Selva marginal
Formaciones de Allophyllus edulis; Ocotea acutifolia; Pouteria salicifolia y Sebastiania brasiliensis, entre otras
Talar
Bosque de Celtis ehrenbergiana
Totorales
Pajonales de Typha spp.



Para el diseño de los modelos se consideraron aspectos que otorgan información sobre el paisaje, donde las especies se encuentran organizadas en las comunidades enumeradas. Los aspectos considerados más trascendentes son:
· Composición: especies del sitio.
· Diversidad: número de especies.
· Cobertura: superficie cubierta por plantas.
· Diseño espacial o patrón espacial: arreglo de las plantas en el espacio.
· Estratos: número de estratos.
· Estacionalidad: cambios según las estaciones del año.
· Fauna asociada: especies principales de animales que viven o visitan la comunidad.

Ámbitos de aplicación de la restauración
La restauración es aplicable en escalas y espacios diversos, tales como:
· Escala regional: Paisaje natural (Reservas y Parques nacionales)
· Escala regional: Planificación de áreas funcionales (parque ferroviarios y portuarios)
· Escala regional: corredores (autopistas, vías de FFCC, riberas)
· Escala local: Diseño del paisaje (espacios verdes públicos y privados)
· Escala urbana: Jardinería (balcones, terrazas, patios y jardines)

Conclusiones
El paisaje metropolitano en las urbanizaciones de gran escala del mundo ha sido modificado radicalmente y los fragmentos remanentes son muy reducidos. Los parches de áreas naturales representan vestigios de los ambientes y sirven como muestrarios de la situación biogeográfica. Los elementos y procesos locales se hallan en las reservas naturales y seminaturales y pueden potenciarse con criterios de restauración y rehabilitación, considerando paralelamente lineamientos de diseño del paisaje en espacios verdes con otras funciones actuales y las áreas vacantes.
La mayor parte de los criterios de creación y manejo de las áreas naturales pueden aplicarse al diseño y planificación de espacios verdes de uso público o privado, generando sitios de manejo sustentable y sumando superficie a las redes de sistemas naturales existentes y futuros.

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